Desarrollar la motivación en la educación superior es esencial para que los estudiantes logren comprometerse activamente con su aprendizaje y cumplan sus objetivos académicos. Existen dos tipos de motivación que se deben fomentar: la intrínseca, que proviene del interés personal por aprender, y la extrínseca, que se relaciona con recompensa.
Para potenciar la motivación en los estudiantes, los docentes pueden usar estrategias como establecer metas claras, ofrecer retroalimentación positiva, relacionar los contenidos con el mundo real y utilizar metodologías activas (como el aprendizaje colaborativo y basado en proyectos). Estas prácticas ayudan a que los estudiantes encuentren un valor significativo en sus estudios y se sientan capaces de enfr
El desarrollo de la motivación también se basa en teorías psicológicas, como la teoría de la autodeterminación, que subraya la importancia de satisfacer las necesidades de autonomía, competencia y conexión. En resumen, fomentar la motivación en educación superior implica crear un ambiente que promueva el interés genuino, el esfuerzo y el compromiso, ayudando a los estudiantes a alcanzar sus metas.
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